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Existe un recuerdo de unos
viejos lugareños de la zona de La Paz, en el cual ellos relatan que por el
camino que pasa por detrás del autódromo hay apariciones de jinetes a caballo que sin previo aviso se asoman de
la espesura de los montes para luego volver a esconderse. Un relato que tiene
varios años y se remonta a épocas pasadas en las que una contienda terminó con
la vida de dos o más personas del lugar. Comentan que a horas de la tarde-noche
existen más probabilidades de encontrarnos con este evento sobrenatural.
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Nos cometa nuestro amigo Don
Alfredo “Pituco” Martinez, que en el actual Barrio Congo de La Paz existía en
tiempos de su niñez una innumerable cantidad de músicos que ejecutaban los más
variados instrumentos: desde el bandoneón, el violín, la flauta, el acordeón,
la guitarra y cantores de la talla del “Negro” Aniceto el cual entonaba con su
voz de timbre agradable unos tangos ya olvidados por nuestros pagos. En cuatro
o cinco manzanas del barrio hubiésemos podido formar una orquesta integrada por
extranjeros músicos y sus hijos.
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Otro amigo el Sr. Carlos
“Carlitos” Frutos nos recordaba la historia del nombre del viejo bar y almacén
“El Luchador”. El mismo fue fundado por su padre, el 02 de febrero de 1946, en
tiempos de Juan D. Perón. Preguntando por el orígen de este nombre tan
original, nos relata que su padre, ciudadano militante del partido Radical,
había optado por ese nombre por las reiteradas persecuciones que tenía de parte
de la policía, autoridad que se tomaba el privilegio de cobrarle coimas de
comida a cambio de no llevarlo preso por su ideal radical. Le puso “El
Luchador” por las diarias luchas que tenía que efectuar contra viento y marea
para llevar adelante el almacén en tiempos de persecución política.
Texto: Randy Nicolas Chaves.
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