En el año 1782 hace su
aparición un personaje, el más destacado del VIDA COLONIAL DE ENTRE RÍOS: D.
Tomás de Rocamora a quién justicieramente se le puede llamar el fundador de pueblos.
Su recordación como hombre prominente, no lo
es tan solo por el hecho de haber realizado la fundación de poblaciones, sino
por el empeño, el tesón, el cariño y la inteligencia con que obró a favor de
aquellos primeros pobladores que dieron vida a nuestra provincia. Previó para ella un futuro provisor y
halagüeño, hasta hacerle decir que ésta sería la zona más rica y próspera
del Río de la Plata; la recorrió en gran
parte y se compenetró de las necesidades de aquellos primeros pobladores,
bregando en su favor y destacando ante el virrey Vértiz la injusticia de los
reclamos de los terratenientes que querían desalojar a los que trabajaban en la
tierra; bautizó a nuestro suelo con el
nombre de Entre Ríos; redactó planes de doblamiento y explotación del suelo y,
al fin, fundó las ciudades de Gualeguay, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú.
Su
pensamiento asoma en los muchos informes que redactó para el virrey Vértiz. Del
11 de agosto de 1782 es uno de ellos –el plan económico- en el que hace conocer
los detalles del suelo y sus posibilidades, así como los caracteres del
habitante y el número de ellos, desde el Gualeguay al este, suma que hace
llegar a 344 de 16 a 40 años, por lo que es de presumir una población de unos
1.000 habitantes para esta sola zona.
En
el mismo día le elevó el conocido Plan
Económico, uno de los documentos más interesantes de la vida colonial
entrerriana, en el que, como lo indica el título, proyecta una serie de medidas
a favor de los pobladores y del suelo. Es
en este documento en el que se da por primera vez el nombre de Entre Ríos a
nuestra provincia. Vértiz no tardó en aprobar los planes de Rocamora y
lo autorizó a que fundara cinco pueblos, lo que no pudo realizar en su
totalidad.
Las fundaciones que realizó
fueron las de Gualeguay, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú, todas en el año
1783, el 19 de marzo, el 25 de junio y el 18 de octubre respectivamente.
En las tres procedió en forma parecida: reunió a los vecinos de la zona y,
puestos de acuerdo en cuanto al lugar en el que se iba a emplazar el pueblo,
comenzaba la tarea de desmonte y limpieza. Se delineaban cuadras de 80 varas y
luego se precedía a la distribución de solares y a la elección de los miembros
del Cabildo.
Así
cumplió Rocamora con una parte de lo que tenía pensado. Por diversas circunstancias,
no pudo craer las villas de Nogoyá y Paraná como eran sus propósitos. En las
poblaciones que fundó, solo dio a los habitantes el solar de la zona urbana; no
hubo por lo tanto reparto de otras extensiones de tierra, ni tampoco a los
Cabildos de cada una de las tres villas, las grandes extensiones que
acostumbraban los españoles cuando fundaban una ciudad. Quizá se lo impidieron
los intereses de los terratenientes de las vecindades, de los cuales fue
contrario Rocamora.
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