martes, 11 de julio de 2017

BIOGRAFÍA de RAMÓN MERLO.




Tacuara Yacaré, Departamento La Paz, provincia de Entre Ríos, Argentina, 16 de octubre de 1932 – Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, 15 de marzo de 2001
Ramón Merlo tuvo un temprano interés por la música. A los ocho años comenzó a estudiar el acordeón de dos hileras, (la típica “verdulera” o “cordiona”) y luego de adquirir destreza con el instrumento inició una serie de presentaciones en las bailantas rurales de su zona natal, en Entre Ríos.
A los dieciocho años Merlo se mudó a la ciudad de Rosario, Santa Fe, para intentar un camino artístico que en su pago chico no se abría. Su elección iba a coincidir con la que, tres años antes, había hecho Tarragó Ros, otro gran acordeonista y compositor que se había radicado en Rosario en 1947.
Las razones que impulsaron a estos dos representantes del chamamé, y a muchos otros que llegaron desde sus provincias natales, a radicarse en Rosario es materia de distintas especulaciones. Lo cierto era que por entonces se producía un fenómeno nacional de migración interna hacia las grandes ciudades que comenzaban a industrializarse y a levantar plantas fabriles. Rosario, Pueblo Nuevo y Villa Diego crecían en torno al Frigorífico Swift, y se necesitaban obreros prácticos en el manejo y la faena de hacienda. Entrerrianos, chaqueños y correntinos llegaban constantemente y se afincaban en el cordón sur de la ciudad. Con ellos traían sus costumbres y sus músicas, que escuchaban, cantaban y bailaban.
Otra razón de la migración de artistas del Litoral a Rosario puede encontrarse en la cercanía geográfica de la ciudad santafesina con Buenos Aires. Los músicos intentaban acercarse a la gran capital donde se encontraban los sellos grabadores y las radios que emitían programas con músicos actuando en sus auditorios.
Sea cual fuere la razón que impulsó a los músicos a instalarse en Rosario, lo cierto es que la música chamamecera comenzó a crecer fuerte y lozana y los reductos dedicados a la música y el baile (las típicas bailantas) se multiplicaban. La Ranchada de Emilio Chamorro; El Centro Correntino de Rosario; el Salón Irupé, de Pueblo Nuevo; el salón Marabú y el Rincón Evita; el Club El Amanecer; El Cañonazo (fundado por Ramón Merlo frente al frigorífico Swift) y el salón Humberto 1º (que fuera de Tarragó) eran algunas de las pistas elegidas por los cultores del género.
El mismo Ramón Merlo dejó testimonio de los primeros años de dura pelea en una ciudad eminentemente tanguera como Rosario, para lograr plantar una bandera de chamamé junto a su amigo Tarragó: “Con Tarragó, en los comienzos, teníamos un solo traje cada uno y me acuerdo que lo planchábamos con la plancha a carbón  para ir a tocar a los bailes...”.
Luego de aquellos citados primeros estudios de acordeón de dos hileras en su infancia, Ramón adoptó la de tres y fue ungido con el mote “El Cambacito de las Tres Hileras”.
Muchos memoriosos sostienen que Ramón Merlo fue el primer intérprete de música del Litoral que llevó el chamamé a la televisión. Más allá de la certeza de ese dato, lo real es que el programa “El rancho de Ramón Merlo” estuvo dos años en el aire, emitido por Canal 5 de Rosario, y las radios transmitieron durante años un programa que convocaba una nutrida audiencia amante de la música del Litoral. El programa, además, se emitió radialmente por las emisoras LT8, LT2, y LT3 de Rosario; por LT39 Emisora Victoria, Entre Rios; LT40, La Voz de La Paz, Entre Ríos; LV3 Radio Córdoba y LT16 Radio Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco). Además de producir sus propios programas, Merlo fue actor y trabajó junto a las compañías teatrales de Alfonso Amigo, Julio Adrián Benevento y Bernardo de Bustinza. El artista alimentaba la permanente demanda de sus admiradores con la constante creación de temas. Compuso un gran número de chamamés con letras de distintos autores como Reina Bermúdez (“Plegaria a la virgen de Itatí”), Apolinario Godoy (“Más o menos a esta hora”), Toti Aguilar (“Yo soy fiel a mi Entre Ríos”), Águeda Mansilla (“De adobe y techo de paja”), Raúl Merlo (“Pago La Redonda”), Rita Martínez (“No está muerto quien pelea”) y Monchito Merlo (“El mestizo colí”).
En 1966 su popularidad era tal que llegó a tener un club de admiradoras con más de 20 mil socias oriundas de todas las provincias argentinas y de países limítrofes como Brasil, Uruguay y Paraguay. Por aquella década pródiga con la música de las distintas regiones argentinas, Merlo actuó en el Festival del Folclore Correntino de Santo Tomé, Corrientes; en Festirama, de Río Ceballos, Córdoba; en el 10º Festival de Doma y Folklore de Jesús María, Córdoba; en el 8º Festival del Norte Entrerriano en La Paz, en el Tercer Festival de Jineteada y Folclore de Rosario y en el Carnaval de Añatuya, Santiago del Estero, entre tantos otros. La fama ganada le permitió hacerse acreedor de algunos reconocimientos, como “El monumento de Cristal” (1974), distinción que la Revista T.V. de Rosario entregaba a los artistas más destacados por su labor en Radio y Televisión. También recibió El Mate de Argentinísima y fue premiado, en 1988 por haber superado las 50 mil placas discográficas vendidas a lo largo de su carrera. El 2 de octubre de 1998 la Cámara de Diputados de la Nación declaró de interés Legislativo el homenaje que se le ofreció en conmemoración de sus 50 años con el chamamé y que se realizó en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación. En marzo de 1999, el Concejo Municipal de Rosario lo declaró “artista distinguido de la ciudad”, como gran exponente de la música popular argentina.
Ramón Merlo, junto a Tarragó Ros, fue uno de los exponentes más consecuentes de la difusión de la música del Litoral. Su legado artístico es llevado adelante por la estirpe de músicos que hoy se prolonga en sus hijos y sus nietos, quienes siguen el camino trazado por quien fuera popularmente conocido como “El Señor del Litoral”.

Fuente: http://www.lamusicadesantafe.com.ar/artistas.php?id=38

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